La dislexia forma parte de un grupo de trastornos dentro del proceso de aprendizaje más comunes en la población infantil y juvenil. Un trastorno que lógicamente puede ser tratado.
Si bien el trastorno en sí pudiera no tener un origen claro, por más que temas relacionados con la herencia o dificultades durante el embarazo pudieran ser los orígenes más comunes, también se puede relacionar tranquilamente con lesiones cerebrales, problemas emocionales o dificultades de adaptación a la escuela.
En concreto, es un trastorno que afecta la capacidad de leer y entender las palabras, frases y contenidos. Aunque se manifiesta más que todo en los niños, pueden existir personas adultas que padecen algún tipo de trastorno relacionado.
¿Cómo se presenta la dislexia en niños?
Resumen
Ser madre de un niño con dislexia pudiera no ser fácil de llevar, sobre todo porque de no contar con un pediatra o un psicólogo especializado en el área el diagnóstico no pudiera ser tan claro. Sin embargo, hay algunos signos que son comunes:
- Dificultad para aprender el abecedario y los sonidos de las letras.
- Problemas para combinar letras y formar palabras.
- Lectura lenta y con errores.
- Dificultad para comprender lo que lee.
- Evita las tareas que involucran lectura.
- Problemas con la escritura y la ortografía.
- Dificultad para seguir instrucciones verbales.
Es importante aclarar algo: la dislexia no tiene nada que ver con el potencial de rendimiento o la inteligencia que un niño o un joven puede tener, sino que tiene que ver más en la forma en cómo el cerebro procesa las informaciones que lee.
¿Cómo se debe tratar la dislexia en niños?
Así como la dislexia pudiera ser solo una condición o una dificultad para alcanzar el máximo potencial en la vida, la buena noticia es que también es un trastorno que se puede tratar y gracias a ello mejorar significativamente.
La intervención temprana y adecuada será imprescindible en estos casos, además de que los tratamientos combinan diferentes enfoques. En sí, la terapia con un psicólogo en Córdoba que se especialice en esta clase de trastornos será lo más importante.
Esto es importante, sea en coordinación con un pediatra o terapista de lenguaje o llevando el tratamiento en solitario, porque el tratamiento para la dislexia se basa siempre en un plan de trabajo individualizado para cada niño.
Estos planes o tratamientos suelen incluir lo siguiente:
- Ejercicios de conciencia fonológica: ayudan al niño a identificar y manipular los sonidos del lenguaje, que es uno de los principales problemas de la dislexia, ya que cuesta relacionar las letras y sílabas con sonidos y, sobre todo, con su interpretación por parte del cerebro.
- Entrenamiento en codificación: enseña al niño a descomponer las palabras en sonidos y a relacionarlos con las letras. Esta parte puede ser a mediano plazo, ya que gracias a él se darán los próximos pasos de una manera más eficaz.
- Lectura comprensiva: fomenta la comprensión de lo que se lee a través de diversas estrategias. Las actividades, juegos didácticos y otras tantas asignaciones serán fundamentales acá, en coordinación con las tareas que se asignen en su lugar de estudio.
- Escritura: trabaja en la mejora de la escritura y la ortografía, ya que también va a influir en cómo se lea y se analice el contenido.
- Compensación: enseña al niño estrategias para compensar las dificultades, como el uso de dictados o de programas de lectura en voz alta. Como se ha resaltado antes, la dislexia no es una patología que influya en la capacidad o la inteligencia de un niño, sino más bien en la forma en que tiene que aprender para poder explotar todas sus capacidades. Por eso, las estrategias y actividades de compensación son imprescindibles.
Además de la terapia psicológica específicamente diseñada para tratar la dislexia, las intervenciones de otras áreas, como la logopedia y las tutorías individuales para apoyar en lo relacionado con áreas académicas, serán de utilidad para que los niños desarrollen metodologías para aprender mejor, tengan más confianza en sí mismos y puedan alcanzar sus metas.