A todos les preocupa tener una sonrisa sana y lo más blanca posible. Además de la higiene bucodental, fundamental para lucir una boca bonita, también es importante que los dientes tengan un blanco lo más natural posible.
Muchas veces, debido a los hábitos alimentarios, así como el café, el tabaco y el vino, los dientes comienzan a oscurecerse. En otras ocasiones la pérdida de blancura viene determinada por ciertas enfermedades sufridas o por la toma de medicamentos que acaban estropeando el color natural de la dentadura. Dependiendo de la causa del oscurecimiento, el tratamiento blanqueador se aplicará de forma distinta.
Independientemente del motivo que ocasione este tipo de problema, una buena opción es acudir a una clínica dental en Montilla, donde asesoren a sus pacientes a la hora de someterse a un tratamiento de blanqueamiento dental.
Muchas personas alguna vez, han adquirido una pasta dentífrica blanqueadora para intentar mejorar el aspecto de los dientes, pero estos productos no siempre cumplen su función al cien por cien, a pesar de lo que diga la publicidad.
Para entender por qué se oscurecen los dientes y cómo se les puede devolver su color natural hay que conocer un poco la fisonomía de las piezas dentales. El diente está formado por varias capas: esmalte, dentina, pulpa dentaria, así como otros tejidos como el cemento dentario o la encía.
Centrándose en el diente en sí, hay que destacar que el esmalte o primera capa es la que protege la pieza dental y está preparada para absorber impactos hasta cierto punto y para detener la abrasión a la que se pueden someter con la ingesta de determinados productos o alimentos. La dentina, por su parte, es la capa siguiente, compuesta por túbulos y menos mineralizada que el esmalte.
La dentina es la responsable del color de los dientes. Finalmente, la pulpa dentaria es el tejido blando del interior del diente y en ella están los nervios dentales y los vasos sanguíneos.
La dentina determina el color de los dientes
Resumen
La dentina, por tanto, es la segunda capa de los dientes, y es ahí donde se genera el color de los mismos. Para llegar a ella hay que superar la barrera del esmalte. Prácticamente ningún dentífrico blanqueador podrá generar un cambio sustancial en el color de los dientes, precisamente porque tendría que pasar el esmalte para llegar a la dentina.
Esta clase de dentífricos suelen estar compuestos por minerales y productos químicos y pueden dar resultados más o menos visibles si las manchas dentales son muy superficiales y debidas a la ingesta de vino o de café. Para manchas relacionadas con problemas más profundos, no suelen dar buenos resultados. Se puede notar una cierta mejoría, pero en ningún caso dejarán los dientes mucho más blancos.
Asimismo, en muchos casos, los añadidos químicos que llevan estas pastas dentales pueden acabar dañando el esmalte, y generando cierta sensibilidad dental. No hay que olvidar que la composición de estos dentífricos es mucho más agresiva que la de las pastas normales, y en muchos casos blanquean por abrasión del esmalte dental.
La mejor solución: visitar al dentista
La mejor solución para blanquear los dientes es someterse a un tratamiento de blanqueamiento dental en una clínica de confianza. Solo un odontólogo experto debe realizar estos tratamientos, para que los resultados obtenidos tengan todas las garantías y el paciente realmente note una diferencia sustancial con respecto a la coloración de sus dientes.
En este punto es interesante destacar que no todos los dientes tienen el mismo color, al igual que el color de la piel varía de unas personas a otras. No hay un blanco de dientes “estándar” y no se puede pretender cambiar totalmente el tono de los dientes. Se debe realizar un tratamiento que respete el blanco natural y que proporcione mejoría del color sobre el color real del paciente, pero sin llegar a dejar los dientes con una tonalidad “artificial”.
Para ello los especialistas odontólogos utilizan técnicas y productos adecuados al paciente y consiguen que la nueva sonrisa quede natural y se enmarque dentro de los rasgos del paciente, sin que llegue a parecer falsa.